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CLOROQUINA HUMAX Tabletas
Marca

CLOROQUINA HUMAX

Sustancias

CLOROQUINA

Forma Farmacéutica y Formulación

Tabletas

Presentación

1 Caja, 20 y 200 Tabletas,

COMPOSICIÓN:

Cada TABLETA recubierta contiene cloroquina fosfato 250 mg equivalente a cloroquina 150 mg.

INDICACIONES: Antipalúdico, antiinflamatorio no esteroide, antiamebiano.

PROPIEDADES:

Mecanismo de acción: El fosfato de cloroquina, un compuesto 4-aminoquinolina para la malaria y la amebiasis extraintestinal, es capaz de inhibir ciertas enzimas, pero su efecto terapéutico se cree resulta de su capacidad para interactuar con el ADN. Sin embargo, su mecanismo de acción contra la actividad de los plasmodios es aún desconocida. También es activo contra las formas eritrocíticas de Plasmodium vivax, Plasmodium malariae y cepas susceptibles de P. falciparum, y es amebicida contra Entamoeba histolytica. En la amebiasis intestinal la cloroquina no es eficaz debido a que es prácticamente absorbida en su totalidad. La cloroquina ejerce unos efectos antiinflamatorios antagonizando la histamina y la serotonina e inhibiendo la síntesis de prostaglandinas. Sin embargo, la hidroxicloroquina es preferible en el tratamiento de enfermedades inflamatorias por ser menos tóxica que la cloroquina. La cloroquina es una sustancia activa que, administrada durante un período de tiempo prolongado, puede modificar el curso de la artritis reumatoide en un grado suficiente para inducir una remisión. Su acción antirreumática podría ser debida a un efecto inmunosupresor. Se ha confirmado su eficacia en el lupus eritematoso sistémico.

FARMACOCINÉTICA: La cloroquina es absorbida rápida y casi completamente desde el tracto gastrointestinal cuando se administra por vía oral. Se encuentra ampliamente distribuida en los tejidos del cuerpo y tiene un gran volumen de distribución aparente. Se acumula en concentraciones altas en algunos tejidos, como los riñones, hígado, corazón, pulmones, y el bazo y se une fuertemente en las células que contienen melanina como en ojos y piel. También atraviesa la placenta. La cloroquina se elimina muy lentamente y además puede persistir en los tejidos durante meses o incluso años después de finalizar la terapia. La cloroquina se metaboliza en el hígado, principalmente a monodesetilcloroquina con pequeñas cantidades de bisdesetilcloroquina (didesetilcloroquinina) y otros metabolitos en formación. La monodesetilcloroquina ha sido reportada en tener cierta actividad contra Plasmodium falciparum. La cloroquina y sus metabolitos se excretan en la orina, con cerca de la mitad de una dosis se presenta como fármaco inalterado y aproximadamente un 10% como metabolito monodesetil. La cloroquina y su metabolito monodesetil son distribuidos en la leche materna. Las concentraciones plasmáticas máximas después de dosis orales pueden variar de manera considerable. Una concentración plasmática pico de 76 ng/mL se ha obtenido en adultos sanos en un promedio de 3,6 horas después de dar el equivalente de 300 mg de Cloroquina base por vía oral en forma de tabletas. En los niños con malaria sin complicaciones al administrar el equivalente a 10 mg/kg, concentraciones plasmáticas pico de 250 ng/mL se alcanzan después de 2 horas, una pico promedio de 134 ng/mL se ha obtenido después de 5 horas en niños sanos que recibieron una dosis similar. La biodisponibilidad oral es mayor si la Cloroquina se toma con los alimentos y algunas bebidas y también se puede ver afectada por el estado de salud del paciente, los valores promedio han variado cerca del 70% en pacientes con malaria a 78 o 89% en adultos sanos. Aunque la biodisponibilidad oral parece ser inalterada en adultos moderadamente desnutridos, se ha informado que se puede reducir de forma significativa en niños con kwashiorkor. La cloroquina tiene un gran volumen de distribución aparente. Un modelo multicompartimental parece ser necesario para describir la cinética de distribución de la cloroquina. Un reporte sobre los valores de unión a proteínas se encontró alrededor del 50 al 65%. La cloroquina también se une a plaquetas y granulocitos, por lo tanto la concentración plasmática es sólo del 10 al 15% del total sanguíneo. Si estas células no se eliminan por centrifugación suave durante el análisis, se puede reportar por error concentraciones plasmáticas altas. Además, como las concentraciones de la Cloroquina se determinaron en el suero que son más altas que en plasma, probablemente debido a la liberación de la Cloroquina de las plaquetas durante la coagulación, esto es crucial para establecer si el análisis se ha hecho en sangre entera, suero o plasma separado de forma adecuada. Alrededor del 50% de una dosis de Cloroquina se metaboliza en el hígado, principalmente al metabolito N-desalquilado, la monodesetilcloroquina; cantidades más pequeñas de bisdesetilcloroquina, 7-cloro-4-aminoquinolínas, y productos de N-oxidación se forman. Algunos de estos metabolitos pueden contribuir a la cardiotoxicidad asociado con la cloroquina. Un estudio reportó que las concentraciones plasmáticas máximas de 7-cloro-4-aminoquinolina resultaron ser el doble de las de cloroquina sin cambios a pesar de que cantidades relativamente pequeñas se forman, lo que parece ser debido a su rápida tasa de formación y larga vida media de eliminación. Un promedio de 42 a 47% de una dosis se excreta en la orina como cloroquina sin cambios y de 7 a 12% como monodesetilcloroquina. Varias estimaciones acerca del rango de la vida media de eliminación de la cloroquina fue de varios días hasta 2 meses, pero su lenta liberación de los tejidos asegura que las cantidades pequeñas todavía se puedan detectar después de un año.

CONTRAINDICACIONES: Ulcera péptica, neuropatías, discrasias sanguíneas, embarazo, hipersensibilidad a la cloroquina. Broncoespasmo, rinitis aguda, pólipos nasales y edema angioneurótico. Reacciones alérgicas a ácido acetil salicílico o AINES. Sangrado gastrointestinal y antecedente de enfermedad ácido péptica. Debe administrarse con precaución en pacientes con enfermedad hepática, alcoholismo o conjuntamente con medicamentos hepatotóxicos. Durante el tratamiento deberán hacerse exámenes oftalmológicos periódicos. Insuficiencia renal grave. (depuración de creatinina <30 ml/min). Se recomienda que debe iniciar tratamiento con las dosis más bajas. El uso concomitante con el ácido acetil salicílico (ASA) incrementa el riesgo de úlcera gastrointestinal y sus complicaciones.

REACCIONES ADVERSAS: Los efectos adversos fueron experimentados con regímenes de dosis de cloroquina utilizados para el tratamiento y profilaxis de la malaria, generalmente son menos comunes y menos graves que los relacionados con dosis más altas utilizadas durante períodos prolongados en la artritis reumatoide. Efectos adversos frecuentes de la cloroquina, incluyen dolor de cabeza, varios episodios eruptivos de la piel, prurito y alteraciones gastrointestinales como náuseas, vómito y diarrea. Rara vez, alteraciones mentales como episodios psicóticos, agitación y cambios de personalidad pueden ocurrir. Se ha reportado convulsiones. Otros efectos adversos poco frecuentes por el uso prolongado incluyen pérdida del cabello, decoloración de la pigmentación del pelo, pigmentación negro azulado de las membranas mucosas y la piel, fotosensibilidad, acúfenos, audición reducida, sordera nerviosa, neuromiopatía y miopatía, incluso cardiomiopatía. Sistema sanguíneo: Trastornos en la sangre se han reportado en raras ocasiones e incluyen anemia aplásica, agranulocitosis reversible, trombocitopenia y neutropenia. Sistema gastrointestinal: Se han presentado informes poco frecuentes de cambios en la función hepática, incluso hepatitis y pruebas de la función hepática. También se pueden presentar calambres abdominales. anorexia, diarrea, náuseas y vómito. Órganos de los sentidos: Los efectos adversos de la cloroquina en los ojos son queratopatía y retinopatía. La queratopatía, se caracteriza por depósitos en la córnea, puede ocurrir en pocas semanas de iniciar el tratamiento. Sin embargo, los pacientes algunas veces son asintomáticos y menos del 50% de los pacientes afectados se quejan de síntomas visuales, tales como fotofobia, halos alrededor de los objetos o visión borrosa. La queratopatía es completamente reversible con la interrupción del tratamiento y usualmente no se considera una contraindicación para la continuidad del tratamiento. La retinopatía es potencialmente más grave. El resultado en la interrupción del tratamiento es impredecible y los cambios pueden ser irreversibles e incluso pueden progresar. La aparición tardía de la retinopatía también se ha reportado en pacientes varios años después del cese de tratamiento. La incidencia de la retinopatía varía de acuerdo a la metodología y el uso de diagnósticos. Estudios de pacientes en tratamiento contra la malaria a largo plazo, reportaron una acumulación de 100g de cloroquina fosfato (250 mg al día durante 1 año) podría causar retinopatía, el riesgo se incrementó significativamente a medida que la dosis total superó los 300 g. La experiencia en reumatología también indica que la incidencia de toxicidad retiniana es dosis dependiente. Mientras que la dosis acumulativa total, la duración del tratamiento, y la edad del paciente puedan afectar a la incidencia de toxicidad retiniana, la dosis diaria puede ser el factor más importante. Se ha sugerido que el riesgo de daño en la retina es pequeño con dosis diarias de hasta 4,0 mg de fosfato de Cloroquina por kg de peso corporal (Cloroquina base aproximadamente 2,5 mg por kg al día). En pacientes obesos, dosis excesivas se deben evitar mediante el cálculo de la dosis en base al peso corporal. Parece que la retinopatía, rara vez o nunca, está asociada con dosis semanales de Cloroquina recomendada para la profilaxis de la malaria. La cloroquina sólo se debe utilizar si otros fármacos de elección o la hidroxicloroquina han fallado. Sistema cardiovascular: Alteraciones en la conducción cardíaca (prolongación del intervalo QTc y prolongación del intervalo QRS), incluso bloqueo cardiaco, también se ha presentado en pacientes que reciben tratamiento oral a largo plazo con cloroquina, incluso el uso en el lupus eritematoso, así como después de una sobredosis o abuso de cloroquina. Hay cambios histológicos en las muestras de la biopsia endomiocárdica de pacientes con miocardiopatía asociados con el tratamiento de cloroquina son prácticamente idénticos a los observados en el músculo esquelético de los pacientes con miopatía inducida por cloroquina. Sistema nervioso: Neuromusculares: La miopatía inducida por cloroquina se caracteriza por debilidad progresiva y atrofia de los músculos proximales y puede desarrollarse de manera insidiosa después de períodos de tratamiento que van desde unas semanas a unos pocos años. Se presenta algunas veces cambios sensoriales leves, depresión de los reflejos tendinosos, y los estudios de la conducción nerviosa anormal sugieren una neuropatía periférica asociada. La miopatía es reversible con la interrupción del tratamiento, pero la recuperación puede tomar varios meses. La miocardiopatía también puede ocurrir. Sistema nervioso: Aparte de las neuropatías otros efectos adversos de la cloroquina en el sistema nervioso han incluido casos aislados de síntomas extrapiramidales y otros movimientos involuntarios (en pacientes que reciben tratamiento para la malaria), nistagmus (en un paciente con tratamiento prolongado para la artritis reumatoide), y convulsiones y estados epilépticos no convulsivos (en pacientes con profilaxis de la malaria). Otras reacciones a este nivel son agitación, ansiedad, confusión, delirio, depresión, alucinaciones, dolor de cabeza, insomnio, cambios de personalidad, polineuropatía, psicosis, convulsiones. Dermatología: El prurito es común en pacientes tratados con cloroquina para el tratamiento de la malaria y puede llegar a ser tan grave como para comprometer el tratamiento. El escozor comienza unas horas después de su uso, pero por lo general remite de forma espontánea dentro 72 horas. Aunque generalmente se cree que los antihistamínicos no son eficaces, algunos pacientes pueden obtener algún alivio. La incidencia del prurito es mayor en pacientes de raza negra, pero esto sólo refleja el mayor número de pacientes de raza negra estudiados. La etiología de esta reacción se desconoce, pero esta incidencia aparente ha llevado a sugerir que puede tener una base genética o estar relacionado con la afinidad de la cloroquina por la melanina. El principal metabolito de la cloroquina, la monodesetilcloroquina ha sido implicado; aunque también hay cierta evidencia donde se sugiere que los pacientes con prurito metabolizan la cloroquina más lentamente. Se han presentado informes poco frecuentes de reacciones cutáneas graves asociadas a la cloroquina, incluso necrólisis epidérmica tóxica, eritema multiforme y síndrome de Stevens-Johnson, aunque el papel causal de la cloroquina no siempre está claro, ya que algunos de estos pacientes también recibieron otros antimaláricos, a veces a una dosificación inadecuada. Otras reacciones son: Alopecia, pigmentación negro-azulado de uñas y mucosas, decoloración de la pigmentación del cabello, fotosensibilidad de la piel, exacerbación de la psoriasis, dermatitis exfoliativa.

INTERACCIONES: Existe un mayor riesgo de inducir arritmias ventriculares si la cloroquina se utiliza con halofantrina, amiodarona y moxifloxacina. Existe un mayor riesgo de convulsiones y riesgo de prolongación de intervalo QTc cuando la cloroquina se administra con mefloquina y bupropión. La absorción de la cloroquina se puede reducir con antiácidos o caolín (se recomienda que se administren separados por un tiempo de al menos 4 horas) y su metabolismo puede ser inhibido por la cimetidina. Agalsidasa: La agalsidasa alfa o beta no debe utilizarse con cloroquina, ya que puede inhibir la actividad intracelular de a y ß galactosidasa. Antiepilépticos: La cloroquina puede antagonizar la actividad antiepiléptica de la carbamazepina y valproato y disminuir el umbral convulsivo. Fenilbutazona: La administración concomitante aumenta la probabilidad de aparición de dermatitis exfoliativa. La administración simultánea con corticoides: Puede acentuar las miopatías y miocardiopatías. Antimaláricos: La cloroquina no se debe utilizar con halofantrina ya que esta última prolonga el intervalo QT y por lo tanto se pueden inducir arritmias. El uso de cloroquina con mefloquina aumenta el riesgo de convulsiones. También el uso de cloroquina con proguanil puede aumentar la incidencia de ulceraciones en la boca asociados a proguanil. La actividad de la cloroquina puede verse afectada cuando se administra con otros antipalúdicos. La quinina y la cloroquina cuando se administran juntos pueden ser antagónicos. Mezclas de cloroquina con quinina, mefloquina, amodiaquina, artemisinina, o sulfadoxina-pirimetamina fueron antagónicos in vitro contra Plasmodium falciparum (competencia por sustrato). Antimicrobianos: Se ha observado reacción distónica aguda tras la, administración simultánea de cloroquina y metronidazol. La cloroquina también puede reducir la absorción gastrointestinal de ampicilina, por tanto, se recomienda que la administración de ampicilina se realice al menos dos horas después de la administración de cloroquina. El uso concomitante con penicilamina puede aumentar el potencial de efectos adversos renales y hematológicos graves asociados a penicilamina, así como reacciones cutáneas. Medicamentos gastrointestinales: Los pacientes con frecuencia prefieren tomar cloroquina con la comida, con antiácidos u otros medicamentos para aliviar la irritación gastrointestinal. La toma con los alimentos pueden ser beneficiosa ya que parece mejorar la absorción de cloroquina. Sin embargo, los antiácidos o el caolín pueden reducir la absorción de la cloroquina y, por consiguiente, se recomienda administrar al menos con 4 horas de diferencia. La cimetidina y la cloroquina se deben utilizar con precaución, ya que la cimetidina puede reducir significativamente el metabolismo y la eliminación de la cloroquina y aumentar su volumen de distribución, la ranitidina, sin embargo, parece tener poco efecto sobre la farmacocinética de cloroquina. Levotiroxina: Se ha observado el aumento de la concentración de la hormona estimulante de la tiroides después de utilizar cloroquina con proguanil para la profilaxis de la malaria en un paciente estabilizado con levotiroxina. Una inducción de las enzimas hepáticas por la cloroquina que resulta en el aumento del metabolismo de levotiroxina fue sugerido como el mecanismo. Praziquantel: Cuando se administran simultáneamente puede producirse una reducción de las concentraciones de praziquantel en sangre. Cloroquina antagoniza el efecto de neostigmina y piridostigmina. La acción de los antagonistas del ácido fólico (metotrexato) está potenciada por la cloroquina. La administración prolongada con digoxina puede producir una intoxicación digitálica por elevación de las concentraciones de digoxina plasmáticas. Vacunas: Aunque se ha reportado que la Cloroquina reduce la respuesta de los anticuerpos a la vacuna de células diploides humana contra la rabia, la respuesta inmunitaria a otras vacunas utilizadas en el calendario de inmunización (tétanos, difteria, sarampión, poliomielitis, tifoidea y BCG) no se han encontrado alteradas por la profilaxis con Cloroquina.

PRECAUCIONES: Debe administrarse con precaución en pacientes con enfermedad hepática, alcoholismo o conjuntamente con medicamentos hepatotóxicos. Durante el tratamiento deberán hacerse exámenes oftalmológicos periódicos, insuficiencia renal grave (depuración de creatinina < 30 mL/min). Se recomienda que debe iniciar tratamiento con las dosis más bajas. El uso concomitante con el ácido acetilsalicílico (ASA) incrementa el riesgo de ulcera gastrointestinal y sus complicaciones. Puede ocurrir exacerbación de psoriasis o porfiria. El uso no se recomienda a menos que los beneficios superen los riesgos. Es preciso tener precaución al administrar cloroquina a pacientes con insuficiencia hepática o renal, o aquellos con trastornos gastrointestinales graves, antecedentes de psoriasis, o trastornos neurológicos, especialmente con antecedentes de epilepsia. La cloroquina se debe utilizar con precaución en pacientes con miastenia gravis ya que puede agravar esta condición. Los pacientes con deficiencia de G6PDH deben observarse por la posibilidad de desarrollar anemia hemolítica durante el tratamiento con cloroquina. El conteo completo sanguíneo se debe realizar a intervalos regulares durante el tratamiento prolongado con cloroquina.

DOSIFICACIÓN: Cada 250 mg de cloroquina fosfato son equivalentes a 150 mg de cloroquina base. Para el tratamiento de la malaria causada por P. vivax, P. ovale, P. malariae, y las cepas de P. falciparum aún sensibles a cloroquina, la dosis oral habitual para adultos es de 1000 mg (600 mg de cloroquina base) una vez al día, seguido de 500 mg (300 mg de cloroquina base) 6, 24 y 48 horas después de la primera dosis. Para los niños, una dosis de 16.6 mg (10 mg/kg de cloroquina base) una vez al día; Dosis máxima: 1000 mg (600 mg de cloroquina base); seguido de 8.3 mg/kg (5 mg/kg de cloroquina base); Dosis máxima, 500 mg (300 mg de cloroquina base) 6, 24 y 48 horas después de la primera dosis. En la malaria grave y complicada cuando el paciente es incapaz de tomar el medicamento oral, si la cloroquina se va a utilizar puede ser administrada por vía intravenosa. El paciente se debe recuperar lo suficiente para ser capaz de tomar la cloroquina por vía oral, luego el régimen intravenoso se debe interrumpir y comenzar el tratamiento oral. Para la profilaxis de la malaria en las zonas donde P. falciparum está ausente o en una de las pocas zonas donde todavía es sensible a la cloroquina, se debe administrar una dosis de 500 mg (equivalente a 300 mg de cloroquina base) una vez cada semana, comenzando una o dos semanas antes de la exposición y continuando a lo largo, y durante al menos 4 semanas después de la exposición. Para los niños, una dosis semanal de 8,3 mg/kg/semana (5 mg/kg de cloroquina base) ha sido recomendada. En las zonas donde la malaria es resistente a la cloroquina, pero con un bajo riesgo de infección, la cloroquina es administrada con proguanil; donde hay un alto riesgo de infección se recomiendan regímenes antipalúdicos alternativos. En la artritis reumatoidea, la respuesta al tratamiento puede no ser evidente hasta los 6 meses de tratamiento, pero si no hay mejoría durante este tiempo se debe suspenderse el tratamiento. La dosis habitual es de 250 mg (equivalente de la cloroquina base 150 mg) al día, para mayores de 1 año. Dado el riesgo de aparición de retinopatía la dosis diaria no debe superar los 2,5 mg/kg/día. Nota: No considerar como agente de primera línea. Lupus eritematoso sistémico: 250 mg (150 mg de Cloroquina base) para niños de ≥ 3 meses. Nota: No considerar como agente de primera línea. En niños la dosis diaria es 2,5 mg/kg/día. En el tratamiento de la amebiasis hepática, la cloroquina se utiliza con un amebicida intestinal. La dosis habitual es de 1000 mg (equivalente de 600 mg de cloroquina base) al día durante 2 días y luego 500 mg (300 mg de cloroquina base) al día durante 2 o 3 semanas. Cuando la cloroquina se utiliza para el tratamiento a largo plazo en condiciones tales como artritis reumatoidea o el lupus eritematoso, la dosis en los pacientes obesos se debe calcular con base al peso corporal a fin de evitar una dosis excesiva.

SOBREDOSIFICACIÓN: La sobredosis aguda con cloroquina (después de una sobredosis importante, de 2-5 g) es extremadamente peligrosa y puede provocar la muerte en pocas horas. Los efectos iniciales incluyen cefalea, trastornos gastrointestinales, somnolencia y mareos. La hipopotasemia se puede producir en pocas horas luego de la ingestión de cloroquina. Los trastornos visuales pueden ser alarmantes, con una pérdida súbita de la visión. Sin embargo, el principal efecto de la sobredosis de cloroquina es la toxicidad cardiovascular con hipotensión y las arritmias cardíacas pueden progresar a un colapso cardiovascular, convulsiones, paro cardiaco y respiratorio, coma y muerte. La sobredosis por cloroquina es la causa más grave y frecuente de intoxicación con fármacos antimaláricos y además es de uso frecuente en los intentos de suicidio. Las manifestaciones tóxicas severas pueden ocurrir de 1 a 3 horas y los resultados fatales ocurren generalmente dentro de 2 a 3 horas de la ingestión del fármaco. Los síntomas clínicos más importantes son la toxicidad neurológica, respiratoria y cardiovascular; la muerte se debe por lo general a un paro cardíaco relacionado con el efecto directo de la cloroquina en el miocardio. La cloroquina tiene un margen de seguridad bajo: dosis de 20 mg/kg se consideran tóxicas y 30 mg/kg pueden ser letales. La tasa de mortalidad en algunos estudios publicados ha oscilado de 10 a 30%. Si se intenta realizar un lavado gástrico debe ser precedido por la corrección de las alteraciones cardiovasculares graves y de la ventilación artificial, ya que la inserción de la sonda gástrica puede provocar un paro cardíaco repentino o convulsiones; la inducción de la emésis está contraindicada debido al riesgo de aspiración pulmonar. El carbón activado ha sido recomendado para limitar la absorción de la cloroquina que pueda haber quedado en el intestino. No hay evidencia para indicar que los intentos de aumentar la eliminación de la cloroquina como la acidificación de la orina, hemodiálisis, diálisis peritoneal o la exanguinotransfusión, son eficaces en casos de sobredosificación. La eliminación en la orina es más dependiente del estado hemodinámico que de la infusión de soluciones osmóticas o la acidificación. Cualquier aclaramiento alcanzado por hemoperfusión o hemodiálisis es baja en comparación con el aclaramiento normal del cuerpo. No está claro si la corrección de la hipopotasemia es esencial, pero la administración de potasio se debe evitar en las fases iniciales de la intoxicación cuando aún existen alteraciones de la conducción. El grado de hipopotasemia puede estar correlacionado con la gravedad de la intoxicación por cloroquina y podría ser útil para el diagnóstico. Sin embargo, la hipopotasemia inducida por cloroquina puede deberse a un mecanismo de transporte dependiente en lugar de una disminución verdadera de potasio y una corrección en exceso puede provocar hiperpotasemia. Como no había ningún tratamiento eficaz para la intoxicación severa por cloroquina, un grupo de investigadores intentaron utilizar la ventilación mecánica temprana, junto con adrenalina y dosis altas de diazepam, ambos administrados por vía intravenosa, para contrarrestar la toxicidad cardíaca, presentando resultados alentadores.

El diazepam había mostrado anteriormente disminuir la cardiotoxicidad por la cloroquina en los estudios en animales y en varios informes clínicos con respuestas beneficiosas. Se considera que el uso rutinario de adrenalina antes de la aparición de arritmias cardíacas puede ser beneficioso en el tratamiento de la intoxicación grave por cloroquina. Se sugiere administrar de adrenalina en infusión intravenosa en una dosis de 250 ng/kg/min inicialmente, con incrementos de 250 ng/kg/min hasta que una adecuada presión arterial sistólica se restaure, y el diazepam en infusión intravenosa en una dosis de 2 mg/kg durante 30 minutos como dosis de carga, seguido de 1 a 2 mg/kg/día durante 2 a 4 días.

PRESENTACIÓN:

Caja por 20 tabletas en blíster aluminio/PVC. Caja por 100 tabletas en blíster aluminio/PVC. Caja por 250 tabletas en blíster aluminio/PVC. (Reg. San. INVIMA 2008M-0007951).

HUMAX PHARMACEUTICAL, S. A.

CONSERVACIÓN: Almacenar a temperaturas no mayores de 30 °C.